El orador debe tener completamente digerido el tema. Y esto ocurre cuando trabaja sobre él. Debe haberlo asimilado. Usted no puede trasladar un conocimiento, por lo menos en forma adecuada y efectiva, si antes no lo ha asimilado perfectamente. Por eso, seguramente, un periodista especializado en política tendrá dificultades cuando trate de explicar resoluciones importantes de las autoridades monetarias de su país. Ese no es su tema.
Usted puede hacer cosas maravillosas con las palabras.
Puede distraer, informar, persuadir, convencer. Puede y debe trasladar su conocimiento, infundir ánimo y esperanza.
El tema sobre el que usted va a hablar, debe apasionarlo. Uno no puede impresionar a nadie con un discurso sobre un tema que no lo apasiona.
Investigue, lea, reflexione, pregunte, hable mucho tiempo sobre su tópico. Saque sus ideas propias, experiencias, reflexiones. Ponga de usted en sus intervenciones. Narre sus experiencias, lo que cree sobre el particular, otorgue sus puntos de vista.
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